Apuntes del Alcázar de Sevilla. Nº 16, 2015 - page 233

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14 «Paño» es término con dos acepciones en el campo
cerámico ya que puede referirse a una unidad física o
fragmento de zócalo limitado por cambios de plano
como pueden ser una esquina o un rincón, y también
a una unidad estética, esto es, un fragmento de zóca-
lo limitado por dos franjas verticales. En general, los
revestimientos cerámicos geométricos suelen mimeti-
zar las esterillas de palma (de ahí podrían proceder las
cintas trenzadas y los lazos) y también copian tejidos
más suntuosos con los que los pueblos nómadas del
desierto comerciaban y revestían interiormente sus
efímeras construcciones. Las esterillas —que se guar-
daban y transportaban enrolladas— podían ser desple-
gadas y colocadas en la estancia revestida, formando
una banda continua perimetral, paralela al pavimento,
en tanto que los tejidos más suntuosos, que formaban
paños independientes, eran colgados, como los tapi-
ces, en sentido vertical, como aparecen los paños de
azulejos en los posteriores zócalos de arista.
15 Ignoramos si esta constatación es una pura coinci-
dencia o si, por el contrario, a mayor grado de im-
portancia simbólica del espacio correspondía, como
norma, mayor número de divisiones verticales sepa-
radoras de los motivos. No obstante, los zócalos de
estas dos salas deberían ser estudiados con detalle
puesto que, aunque originales en su mayor parte, nos
plantean algunas dudas en el grado de fidelidad de su
aspecto actual en relación al primitivo.
16 Es preciso considerar que de estas tres partes de todo
zócalo, el rodapié acostumbra a ser el que más de-
terioro y modificaciones sufre bien por ser la zona
baja aquella que soporta más peso cuando el zócalo
pierde adherencia y se desploma, bien porque la fre-
cuente renovación de los pavimentos suele afectarle
de forma directa quedando recalzados si el nuevo es
más bajo o parcialmente oculto si éste eleva su nivel
previo. El primer caso lo observamos en el rodapié
de las Salas de los Pasos Perdidos y del Techo de los
Reyes Católicos; el segundo, en la Saleta de la Reina,
de la planta alta, donde casi la mitad de los rodapiés
están ocultos por pavimentos del siglo XX.
17 El trabajo de Ramírez reproduce todos estos zóca-
los clasificándolos en tipos precisamente a partir de
sus composiciones y de la génesis geométrica de sus
motivos (Ramírez, 1995, Cap. 9, pp. 171-214).
18 Varios autores han abordado el análisis de la geo-
metría de los zócalos de este conjunto. Los prime-
ros estudios, conservados sólo en su manuscrito
original, fueron realizados hacia 1900 por José Kith
Rodríguez. Véase Pedro DÍAZ MACÍAS, «Lacerías y
alicatados de la donación Kith. Teoría de las labores
moriscas»
Archivo Hispalense. Revista histórica, lite-
raria y artística
, Tomo 71, nº 218, (1988), pp. 155-178.
Más recientes son los trabajos de Alberto DONAIRE
RODRÍGUEZ, «El trazado de lacería de ocho en ali-
catados» en
Actas del III Simposio Internacional de
Mudejarismo
, Instituto de Estudios Turolenses, Teruel,
1986 y también la completa obra de Maria Isabel
GONZÁLEZ RAMÍREZ,
El trazado geométrico en la
ornamentación del Alcázar de Sevilla
, Universidad
de Sevilla-Consejería de obras públicas y transportes,
Sevilla, 1995. Puede consultarse igualmente ALBERT,
GÓMIS, VALOR y MALDONADO, «Análisis de los ali-
catados del Alcázar de Sevilla mediante herramientas
desarrolladas en el ámbito de la visión artificial», con-
sultado en
NES%20ACEPTADAS/G11.pdf. Rafael PÉREZ GÓMEZ,
«Un matemático pasea por la Alhambra»
Física en
acción 5, Semana Europea para la Ciencia y la Tec-
nología,
Granada, 2004, pp. XXXI-XLVIII.
19 «
E porque esta arte de los alarifes es muy menguada
en esta tierra y llaman alarifes a los que no mere-
cían haver el nombre … y no querían embargar sus
corazones en trabajar por sus entendimientos que
aprender arte de Iumetria ni de saber las sotilezas de
los ingenios livianos …. Ordenanzas de Sevilla
, Edi-
ción facsímil al cuidado de Víctor PÉREZ ESCOLANO
y Fernando VILLANUEVA SANDINO, Otaisa, Sevilla,
1975, Fol. 141 Vto y 142 Rto.
20 A pesar de ello, no debemos olvidar que algunos ala-
rifes mantuvieron esta tradición a un nivel de altísima
calidad como lo muestran los alicatados del Mexuar
de la Alhambra ejecutados ya en época del empera-
dor Carlos.
21 Véanse obras citadas en nota 18.
22 Para los aspectos técnicos sigue siendo de enorme
utilidad la obra de André PACCARD,
L´artisanat tradi-
tionnel islamique au Marroc dans l´architecture
, Edi-
tions Atelier 74, Paris, 1983, 2 vols.
23 Piezas cortadas industrialmente e introducidas en
conjuntos de otras cortadas de forma artesanal, re-
sultan a veces difíciles de identificar pero superficies
más amplias ejecutadas con uno u otro procedimien-
to son inconfundibles.
24 Se aprecian aliceres con estas mismas marcas en la
jamba izquierda de la triple arcada que se abre desde
la sala de Embajadores a la sala del Techo de Felipe II.
25 Nos referimos a las galerías más bajas del palacio gó-
tico que en tiempos se abrían hacia el jardín de la
Danza y hoy se encuentran cegadas y no son visita-
bles.
26 Los oficiales de los alfares cambiaban frecuentemen-
te de obrador y ello fue un elemento unificador y, por
otro lado, los óxidos disponibles en el mercado solían
ser también patrimonio común, salvo excepciones.
27 La asociación que aquí hacemos entre colores y óxi-
dos minerales es una simplificación ya que la realidad,
según demuestran los análisis realizados, es bastante
más compleja y de ahí deriva precisamente la canti-
dad de matices cromáticos que se detectan.
28 Por razones de espacio, no se describe en este artícu-
lo el método completo de trabajo aspecto que puede
ser consultado en la obra mencionada en nota 22.
29 Sobre la puesta en obra de los alicatados de un caso
granadino véase Ramón Fco. RUBIO DOMENE, «La
sala de las camas del Baño Real de Comares, de la
Alhambra. Datos tras su restauración»
Cuadernos de
la Alhambra
, Vol. 43, 2008, p. 157.
30 La ejecución técnica de los planos en que se refle-
jan estas fases y constituyen la Fig. 10 la debo a la
generosidad y cortesía del historiador y restaurador
Sebastián Fernández.
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