180 Apuntes del Alcázar de Sevilla
RESTAURACIÓN
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Corredor renacentista que
comunica el Salón de las Bóvedas
con los jardines.
rrenos de la antigua Huerta de la Alcoba, en los
que se instalan fuentes artísticas y se acondi-
cionan los espacios con una cuidada jardinería
tallada en
ars topiaria
a la que se incorporan
curiosos mecanismos hidráulicos, orquestados
para recrear espacios teatrales y escénicos donde
lo natural y lo artificial se funden desde un enfo-
que lúdico y estético.
Los trabajos en el edificio se inician con la repa-
ración de las solerías de las azoteas del palacio
gótico, cuyas filtraciones provocaban daños en las
naves, siguiéndole la construcción de unos arcos
intercalados entre los contrafuertes de la fachada
sur exterior, tal vez con la intención de restarle
sobriedad y dureza a la fachada gótica. Estos arcos
fueron posteriormente pintados con escudos he-
ráldicos por BartoloméMaqueda y Gonzalo Pérez
(de estos no quedan en la actualidad vestigio al-
guno)
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. En la planta superior se crea un pasaje que
une las azoteas y a través de ellas el Cuarto Real
alto y el nuevo muro con tribuna alta que separa
el estanque del jardín del Chorrón, conectando
también la primitiva muralla.
En el salón meridional se abren grandes vanos
que sirven como espléndidos miradores ha-
cia los jardines, inundando de luz su interior, y
grandes ventanas en la sala que da al Crucero
protegidas con rejerías renacentistas. Se elimi-
nan las pilastras de las grandes naves, sobre las
que descansan las nervaduras de las bóvedas de
crucería, con el fin de aplanar la superficie mu-
ral, y se sustituyen por ménsulas pétreas talladas
con diseños manieristas. También se ensancha
un antiguo y angosto tránsito situado en el su-
reste, alineando la fachada por esta zona y co-
nectando de forma más amplia y elegante estos
salones al muro que da a la rehabilitada alberca
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,
ahora convertida en un bello estanque con tri-
buna mirador. Se cubre tanto el nuevo tránsito
como esta tribuna con nuevos alfarjes renacen-
tistas decorados con casetones, y se resana el
antiguo corredor norte que antecede el acceso
al Patio del Crucero (sustituido en el siglo XVIII
por el pasaje Apeadero-Patio de la Montería).
Los muros interiores de las cuatro naves se forran
con altos zócalos corridos de paños de azulejos
lisos y planos de estilo plateresco, contratados a
Cristóbal Augusta en 1755. Se plantea partiendo
del color amarillo como fondo, sobre el que se
pintan abigarrados diseños de grutescos, a base de
elementos vegetales entrelazados, temas anima-
lísticos,
putti
, jarrones, candelabros, monstruos
figuras teriomórficas, separados por paños con fi-
guras de hermes alados o jarrones, según la estan-
cia. En el friso superior, entre figuras femeninas