148 Apuntes del Alcázar de Sevilla
RESTAURACIÓN
Su trayectoria vital destaca por su dedicación
militar al servicio de los Reyes Católicos, carre-
ra que debió propiciarle los anteriores nombra-
mientos y una vida acomodada
16
. Desconocemos
cuando comienza su etapa castrense, aunque es
probable que participase en la Guerra de Gra-
nada. Los datos más fiables aparecen a partir de
1500, cuando, según Ortiz de Zúñiga, acompa-
ñaba a Gonzalo Fernández de Córdoba en las
ofensivas italianas con graduación de Coronel
17
.
Entre su descendencia destaca un hijo primero
fuera del Matrimonio, Rodrigo Solís que siguió
la carrera eclesiástica
18
; y otros cuatro que tuvo
con Beatriz de Esquivel (+1568), dos varones so-
bre los que fundó un Mayorazgo y dos hijas a
las que dotó notablemente de cara a su matri-
monio: Gaspar Antonio de Solís, Melchor Luís
de Solís —murió sin descendencia en 1539—,
Francisca y Catalina de Solís
19
. Finalmente fa-
llece en 1526 en Sevilla, siendo enterrado en la
parroquia de San Antonio Abad.
Entre su rico patrimonio destacaba su casa pa-
lacio sevillana, situada en la Plaza del Duque de
Medina Sidonia, en la collación de San Miguel,
residencia que durante bastantes años fue co-
nocida en la ciudad, manteniéndose su memo-
ria hasta el XIX. González de León la menciona
en su descripción de la plaza y palacio de los
Duques de Medina Sidonia:
Están también en esta plaza las casas de
los caballeros Solises, la de los Tello y la que
viven los Sres. de Cavalieri, todas tres son
principales aunque muy inferiores a la de
los Duques de Medina. Todas tienen patios
de columnas, arcos y corredores, fuentes
repetidas del agua de los caños, cómodas y
grandes habitaciones, y la primera (Solís),
buenos jardines para recreo
20
.
La localización exacta de la residencia en la pla-
nimetría sevillana contemporánea ha sido po-
sible gracias a referencias bibliográficas como
ésta. La importancia de la familia en la Sevilla
Moderna hizo que de alguna manera estuvie-
sen presente en las redacciones de los cronistas
de la ciudad; por ejemplo el ya citado Ortíz de
Zúñiga recoge que la casa de los Caballeros So-
lises lindaba con la parroquia de San Antonio
Abad —actual Capilla de la Hermandad del Si-
lencio—, y que ambas construcciones estaban
unidas por medio de una tribuna
21
.
Este dato permite emplazar la finca en lado Sur
de la actual Plaza del Duque, casi en el inicio de
la calle Alfonso XII, antigua calle de las Armas.
La reciente transcripción del testamento de Gó-
mez de Solís, redactado en Málaga en febrero de
1518, confirma este punto. La casa aparece como
el valor más importante que el Comendador lega
a su primogénito. En el texto se confirma que
lindaba con el antiguo Hospital de San Antón
22
,
sede de la parroquia homónima, y que había
sido comprada al Infante Juan de Granada
23
,.
Esta propiedad es el germen de una vivienda
que enriquecería con piezas como el alfarje del
Despacho del Rey, su cronología de inicios del
siglo XVI encaja a la perfección con la solución
estructural y decorativa de la cubierta.
Con estos datos sabemos que la casa ocupó
parte de una gran manzana irregular que pue-
de identificarse en el plano de Sevilla levantado
por el Asistente Olavide en 1771, limitada por
las calles Armas y plaza del Duque al Oeste, San
Eloy al Este, Monsalves y Clavel al Sur
24
. En ella
se incluían aparte de la de Solís, las casas de las
familias Tello, Monsalves (desde 1516) y las ins-
talaciones del hospital. Aunque la superficie ha
cambiado, creemos que las referencias de San
Antón y a la plaza del Duque permitirían situar
la finca del Comendador en el extremo Norte
de la parcela, con correspondencia entre los ac-
tuales números uno y tres de la calle Alfonso
XII, y cinco de Plaza del Duque, actualmente
todos edificios de fábrica contemporánea.
Esta manzana estuvo sometida a cambios ur-
banísticos que llevaron a la apertura de nuevas
calles y al derribo de las residencias tradiciona-
les desde el último cuarto del XIX, mantenién-
dose la iglesia de San Antonio Abad con alguna
modificación y cambio de titularidad
25
. En 1791
tras la extinción de la Orden Antoniana, los
frailes abandonaron el edificio, que fue cedido
primero a la Hermandad del Silencio, y después
a comunidad de Dominicos de San Diego hasta
la desamortización de Mendizábal (1817-39). A
