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mo, para que nunca hubiese abierto un hueco de
forjado excesivo. Teniendo en cuenta que la obra
comenzó en otoño, las porterías permitieron
además la cubrición de los trabajos para seguir
avanzando durante los días de lluvia.
Con la colocación de la grúa y la zona de aco-
pios en la cara oriental de la Puerta del Privile-
gio se comienza a demoler el primer tramo por
el extremo norte. El aspecto que presentan las
primeras vigas confirman nuestras peores sos-
pechas y hacen buena la decisión de sustituir
completamente el forjado. Ello implica eliminar
cualquier elemento metálico susceptible de oxi-
dación que pudiera dañar los muros, por lo que
también deben ser retiradas las cabezas empo-
tradas de las vigas. Los dos tipos de anclaje entre
la cabeza de las vigas y los muros encontrados
durante la demolición evidencian la preocu-
pación histórica por el arriostramiento: garras
roscadas o redondos pasantes, ambos de veinte
centímetros de longitud.
Aparecen también a lo largo de toda la gale-
ría unos cincuenta tirantes de hierro macizo y
perfil cuadrado que responden al perfil de los
colocados en 1759 tras el terremoto. Los an-
clajes a los muros de estos tirantes respondían
asimismo a dos tipos: prolongación en forma
de patilla de veinte centímetros de longitud, y,
