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Fig. 36.
Desplazamiento de una de las
columnas de la galería meridional.
mismo material muy simplificada; las demás se
apoyaban directamente sobre una leve zanja de
cimentación rellena de cascotes sobre la que se
disponía una basa similar moldeada con mor-
tero de cal y encalada. El pavimento era de cal
apisonada situándose en la última fase antes de
su destrucción a la cota 7.18 snm, es decir, un pie
sobre el suelo de las habitaciones contiguas. En
los momentos iniciales dicha diferencia sería in-
ferior a los 15 ctms. En cualquier caso siempre
se tuvo que bajar un escalón para acceder a las
habitaciones desde la galería.
Debe tenerse en cuenta que los materiales cons-
tructivos depositados violentamente sobre todas
las estructuras, en combinación con la adecua-
ción al terreno del edificio, la ausencia de vanos
en el muro sur de la galería, su baja altura y su
pavimento tosco de cal, etc…, dejan claro el ca-
rácter subterráneo tanto de la galería como del
resto de estancias descritas.
El hecho de que la citada columna con basamen-
to de ladrillos tuviera una cota algo más elevada
que las restantes y una mayor calidad material
nos permite plantear la posibilidad de que fuera
éste el último pilar de la galería y que desde ella
hacia el sur se abriese otra similar que cerrase un
gran espacio abierto. Apoya esta idea la localiza-
ción en el perfil sur de la excavación, frente a esta
columna, de un resto de fuste latericio volcado
que pertenecería aparentemente a la primera
columna de una nueva galería en sentido sur.
Con ello, la longitud mínima de la galería supera-
ría los 21 mts para el caso de que estuviera com-
puesta por una columnata de tan solo 7 soportes,
lo cual está lejos de poder afirmarse. Esta dimen-
sión es tan solo algo menor que la de las galerías
que flanquean el foro de Segóbriga (32 mts de
lado menor), tal vez el mejor paralelo disponible
para una estructura urbana parcialmente acomo-
dada mediante sótanos a la topografía en declive.
Las columnas de este sótano delatan la larga vida
del edificio a través de la subida de cotas patente
en su base; distintos suelos de cal van superpo-
niéndose a la vez que las columnas latericias van
sustituyéndose o desplazando su posición origi-
nal (fig. 36). Sobre el primer pavimento de cal se
conservan las huellas de un potente incendio que
debió colapsar la galería durante el siglo primero
d.C. Para cuando se produjo la violenta destruc-
ción de este espacio, entendemos que a fines del
siglo II d.C. o inicios del III d.C., el pavimento de
cal había subido tanto que llegó a penetrar en las
estancias contiguas superponiéndose a los suelos
de
opus signinum
en ligera pendiente desde su
interior. Este dato debe recalcarse pues pone en
evidencia el hecho de que al final de su existencia
las estancias y la misma galería estaban soladas
sin solución de continuidad lo que implica un uso
común al menos para todo este sector del sótano.
El muro que cierra la galería por el sur y que se
encuentra oculto por la pantalla meridional de
la cripta, es de importancia capital para poder
aventurar una hipótesis sobre la justificación
del probable espacio abierto contiguo. A pesar
de que coincide con el perfil de la excavación
hemos podido documentarlo a lo largo de 15
mts sin que exista en él apertura alguna. Este
hecho, sumado a que su fábrica es de mampos-
tería y previsiblemente de mayor espesor que
los muros de opus africanum del resto de los
edificios, parece indicar que formaría parte de
un basamento de un pórtico. A la par que con-
tendría los empujes de un terreno recrecido