118 Apuntes del Alcázar de Sevilla
No obstante, sus mejores trabajos fueron los
ejecutados durante el primer cuarto del siglo
XVII para el Real Alcázar sevillano. Entre estas
obras se encuentra el Apeadero, una brillante
muestra del arte manierista. Realizado en 1607
y organizado según tres amplias naves separa-
das por columnas pareadas sobre las que apo-
yan arcos de medio punto, sigue un esquema
más habitual en iglesias que en un edificio ci-
vil. Pero
«donde el genio de Resta pudo encon-
trar mayores oportunidades para expresarse fue
en los jardines»
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, y de todos ellos en el Jardín de
las Damas, a cuyo flanco oriental le dio nueva
fachada con la construcción de la Galería del
Grutesco —figura 6—.
Antes, en 1606, el Grutesco tiene un claro prece-
dente en la fachada sur del corredor que separa
el Jardín de Troya del Jardín de las Damas eje-
cutado por el mismo Resta. Este corredor se or-
ganiza en dos ámbitos, uno superior a modo de
mirador, y otro inferior cubierto por una bóveda
de medio cañón. Quizá lo más destacado de este
conjunto sea la utilización por primera vez en
los Jardines del Alcázar del
opus rusticum
, toda-
vía de forma puntual en pilastras y en las partes
principales de los arcos —figura 5—.
«La figura de Vermondo Resta, al que
consideramos figura fundamental en el
ambiente arquitectónico e intelectual sevi-
llano del primer tercio del siglo XVII, queda
demostrada por el importantísimo paquete
de actuaciones que jalonan su actividad
profesional. [
] Las notas fundamentales
de su estilo las vemos expresadas en el
tratamiento de sus portadas, en la forma
de articular los paramentos, en el uso de
los soportes destacando el empleo de la
columna pareada, y en los diversos tipos de
almohadillado. Por todo ello su arquitectu-
ra hemos de considerarla revolucionaria»
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.
Figura 1.
Emplazamiento de la Galería dentro del Real Alcázar
Figura 2.
Detalle del Alcázar en el plano de Olavide, 1771