noticias
La restauración del artesonado de la Sala de Billar en el Cuarto Real Alto del Palacio del Rey Don Pedro
El artesonado de la Sala de Billar pertenece al programa de intervención que anualmente el Patronato del Real Alcázar y Casa Consistorial viene realizando sobre las techumbres de la planta alta del palacio de Pedro I, conocido como Cuarto Real Alto. En concreto esta pieza pertenece a la programación realizada para el año 2011, acabándose en abril de 2012, tras meses de intenso trabajo.
Está localizado en la zona occidental del palacio, limitando en su testero sur con la cúpula del Salón de Embajadores, sobre el que asoma mediante balconada, en su lado norte con la galería superior del Patio de las Muñecas, en el este con los corredores superiores del Patio de las Doncellas y en el oeste con el Comedor de Gala. Esta pieza al igual que su análoga de la Sala de Fumar, está atribuida a Martín Infante, maestro mayor de carpintería que desarrolló su labor en el Alcázar entre 1579-1601.
Con forma de bóveda, toda ella está decorada con artesones rectangulares de dos tipologías distintas, alternados con otros cruciformes. Estos últimos y los más pequeños poseen en el centro un motivo vegetal en forma de roseta. Cada artesón se encuentra limitado por una moldura denticulada que corresponde a una reposición posterior. El friso tiene una decoración geométrica, rematado por una cornisa con ménsulas.
Esta techumbre es claramente renacentista, y su finalización la datan la mayoría de los autores a principios del siglo XVI, al igual que la Sala de Fumar.
Existen varias reparaciones documentadas durante el siglo XVIII y XX, en concreto de la intervención de 1900, se puede apreciar un graffiti en su esquina noroeste.
Las labores realizadas en su restauración, se han centrado prioritariamente en la consolidación estructural, sobre todo en el refuerzo de peinazos y cerchas que se encontraban inestables debido fundamentalmente a las mutilaciones sufridas en alguna de las intervenciones que desafortunadamente se produjeron sobre esta pieza.
Otra importante labor ha sido la limpieza química del repinte de barniz coloreado, aplicado entre 1854-57 cuya opacidad ocultó toda la belleza de la madera. En resumen, las operaciones realizadas han consistido en la documentación pormenorizada de la obra; etiquetado; desmontaje de todas las artesas, peinazos y parte de la cornisa; limpieza gruesa; desescombro; eliminación de barnices oxidados y repintes; desinsectación; consolidación química y estructural y protección superficial.
Durante la intervención, tuvimos la fortuna de poder encontrar en el paramento meridional, las primitivas pinturas ornamentales coetáneas a la construcción del palacio de Pedro I. En ellas podemos apreciar los colores almagras, sienas y negros propios de la época, que representan leones rampantes, escudos de la banda, castillos y banda epigráfica, de una calidad digna del espacio que cubrían. Dado el gran interés que revestía el hallazgo, coordinados por el patronato y teniendo la fortuna de poseer un equipo multidisciplinar que colabora de manera constante dentro del monumento, el siguiente paso fue realizar un análisis arqueológico por parte de Don Miguel Angel Tabales.
DIRECCIÓN | Patronato del Real Alcázar |
CONTRATISTA | Inmaculada Ramírez López |
PRESUPUESTO | 102.973,89 € |
EJECUCIÓN | 12 meses |
[nggallery id=4]