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FINALIZADA la exposición de fotografía “Errancia y fotografía. El mundo hispánico de Jesse A. Fernández”
Andalucía vuelve a disfrutar de la obra de Jesse A. Fernández gracias al OCIb y al Instituto Cervantes.
La colección “Errancia y fotografía. El mundo hispánico de Jesse A. Fernández” dibuja un mapa de personajes que se funden con la ciudad en la que habitan.
El Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb 2018), en coproducción con el Instituto Cervantes y en colaboración con la Diputación de Huelva y la Fundación Caja Rural del Sur, inaugura mañana viernes en el Real Alcázar de Sevilla la exposición ‘Errancia y fotografía. El mundo hispánico de Jesse A. Fernández’, del afamado fotógrafo e intelectual cubano Jesse A. Fernández.
“Errancia y fotografía” está compuesta por más de 130 fotografías, muchas de ellas icónicas, además de otros documentos y publicaciones y el cortometraje «PM», de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal.
La vida cultural del siglo XX vibra tras la lente de Jesse. Los retratos van desde su buen amigo Guillermo Cabrera Infante, hasta Octavio Paz, Severo Sarduy o Juan Rulfo. España también está presente en la mirada del artista a través de los rostros de Salvador Dalí, Joan Miró o Eduardo Chillida, entre muchos otros.
Un retrato espontáneo y natural en combinación con la popularidad de los protagonistas de las instantáneas convierten al fotógrafo de Life en una referencia en el mundo de la fotografía de Cuba.
Esta exposición arrancó en la Casa Colón de Huelva en la pasada edición del Otoño Cultural Iberoamericano y desde entonces ha estado viajando por varios centros del Instituto Cervantes de todo el mundo. Ahora llega desde Palermo a Sevilla, donde se podrá disfrutar hasta el 31 de noviembre. Tras su estancia en el Real Alcázar volverá a poner rumbo a otras salas internacionales del Cervantes.
A lo largo de más de tres décadas, entre 1952 y 1986, el fotógrafo y artista cubano Jesse A. Fernández practicó lo que hemos llamado una «errancia hispánica» al residir en una serie de países americanos y europeos, desde su Cuba natal a su España de procedencia, pasando por México, Colombia, Guatemala, Francia, Italia o Estados Unidos. En todos ellos mostró su interés por la realidad y por los personajes del mundo cultural de la urbe en que se encontraba —a este respecto, la serie neoyorquina dedicada al jazz es reveladora—, pero también en todos estos lugares buscó el denominador común, el enlace con lo hispánico que siempre inspiró su obra, en las personas y en el paisaje. Sus fotografías recogen este interés por el lugar al tiempo que las constantes que caracterizan su poética artística, algo que se manifiesta en los dos géneros esenciales que siempre practicó, el retrato y el paisanaje urbano. Jesse A. Fernández, una personalidad de indudable encanto, mantuvo estrechas relaciones con los representantes del mundo cultural de los lugares en lo que residía, dedicando especial atención a aquellos que representaban el mundo hispánico. Así, si en el Nueva York de los años cincuenta y sesenta retrató a Marcel Duchamp o a Marlene Dietrich, también con el mismo interés retrató a escritores, artistas y músicos del mundo hispánico presentes en la urbe como Salvador Dalí, Max Aub, Mario Vargas Llosa, Nicanor Parra o Carmen Amaya, al igual que haría después en París o en Madrid durante los años setenta y ochenta. Esta combinación de mundos y esa mirada hacia los elementos culturales comunes, como sucede con la serie dedicada a las catacumbas de Palermo, es lo que destaca en su obra y lo que se ha querido resaltar en esta exposición dedicada a ese itinerario personal y fotográfico por el Nuevo y el Viejo Mundo, en el que lo hispánico sirve de enlace.
La muestra de Fernández podrá verse en el Real Alcázar hasta el día 30 de noviembre. Tras su paso por la ciudad hispalense, viajará a diversos centros del Cervantes en Europa y América.